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miércoles, 6 de agosto de 2008

DÉJAME SUELTAS LAS MANOS... (Pablo Neruda)

Déjame sueltas las manos y el corazón, déjame libre!Deja que mis dedos corranpor los caminos de tu cuerpo.La pasión -sangre, fuego, besos-me incendia a llamaradas trémulas.Ay, tu no sabes lo que es esto!Es la tempestad de mis sentidosdoblegando la selva sensible de mis nervios.Es la carne que grita con sus ardientes lenguas!Es el incendio!Y está aquí, mujer, como un madero intactoahora que vuela toda mi vida hecha cenizashacia tu cuerpo lleno, como la noche, de astros!Déjame libres las manosy el corazón, déjame libre!Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo!No es amor, es deseo que se agosta y se extingue, es precipitación de furias,acercamiento delo imposible,pero estás tú,estás para dármelo todo,y a darme lo que tienes a la tierra viniste-como yo para contenerte,y desearte,y recibirte!

esencia


¿Qué es escribir con el alma, con el corazón..?
Me pregunto a mi mismo..

Lo primero es saber dónde esta el corazón.

Si eres capaz de transportar con palabras..
Si eres capaz de dar alas a un cabello y retratar su vuelo con tus manos..
Si eres capaz de iluminar la oscuridad y silenciar sus voces.
Si eres capaz de hacer sentir a los demas lo que tú sientes.

Si eres capaz de comprender que no hay fuerza mayor que aquella de la que hacemos uso cuando protegemos aquello que amamos..

Si eres capaz.....

me respondo a mi mismo...

respuestas


.Esta es una de esas noches en las que la apatía del sueño parece no posarse sobre mis párpados.
Una de esas noches en las que no pienso. Simplemente escribo.
Y porque lo publico? pues.. quizá porque me gusta saber ser quien soy.
Pero qué tipo más raro.. jeje



Servidas las almas, las armas.

Cautivados por la maravilla de la reina Libertad. Flanqueados por la dependencia material que nos supone el Ser. El arribismo, onanismo del poder. Los pilares de la tierra agrietándose con la celeridad del tiempo que transcurre desatendido.
Somos aciagos ojos ciegos: Ligados y limitados a una forma; a un modo, a una imagen. Un incierto que enmudece las pulsaciones del corazón.Lo que no oimos no es el silencio, es nuestra propia ausencia.

La consciente conciencia.

La búsqueda de la razón. La propia, la inalienable. La que una vez mas nos alza o nos destruye.
Aceptar la conciencia puede suponer la cesión de la propia existencia. Como asimismo no cabe todo el mar en tu sed.Es meramente la posibilidad, reconocerla y saber aceptarla. Tan cruenta como cierta. Ardua es la beligerante gesta, pero mayor es la complacencia de concluir los días sabiendo; sintiendo y haciendo sentir lo que puede significar el mero hecho de respirar.


¿Quién si no fueras tú? preguntas. ¿Quién yo si tu no fueras? respondo.